Pasan los años, y parece que desde el Le Monde Diplomatique, salvo contadas y antiguas excepciones, y salvo las referencias al software que usan para gestionar sus contenidos, el Movimiento del Software Libre, del Copyleft, de la Cultura Libre y de los Bienes Comunes, parece que no tiene espacio en el diario.

Pero ya lo que me saca de quicio son sus "Todos los derechos reservados", sus avisos de "Propiedad Intelectual" y sus contenidos privados que no hace más que imposibilitar que nuestras ideas se difundan. De la versión española:

El usuario puede visualizar todos los elementos, imprimirlos, copiarlos y almacenarlos en el disco duro de su ordenador o en cualquier otro soporte físico siempre y cuando sea, única y exclusivamente, para su uso personal y privado, quedando, por tanto, terminantemente prohibida su utilización con fines comerciales, su distribución, así como su modificación, alteración o descompilación.

Al tratarse de trabajos de opinión principalmente, deberían adoptar una licencia que permita la distribución sin uso comercial y sin derivados, y que proteja su autoría, además de abrir todos los contenidos al mundo mundial. Las ideas encerradas en un cajón no tienen ninguna utilidad.

Están de espaldas a lo que para mi conforma desde hace tiempo la Vanguardia.

Decía Camus que "La capacidad de atención del hombre es limitada, debiendo ser constantemente espoleada por la provocación". A ver si con un título un tanto provocador, llega el mensaje.

Actualización: En el número de agosto-2006 de la edición española, Pedro Medina comenta el libro "Un Manifiesto Hacker" de McKenzie Wark usando el término (sic) «software gratuito», supongo que quiere decir software libre, en fin, poco a poco. Por otro lado, Manuel Castells tiene todo un artículo en el mismo número dedicado a "Los nuevos medios de comunicación" en el que hace referencia a los blogs, P2P, RSS, etc, etc.